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¿CÓMO POTENCIAR LA SALUD Y LA FELICIDAD PERSONAL EN TIEMPOS DIFÍCILES?

Supongo, que en los últimos tiempos que se habla tanto de la felicidad, y más en un momento como el que estamos viviendo, algunos sientan que podemos estar más ante una moda cuyos efectos se evaporan, que ante un estado con beneficios tangibles. Hoy la ciencia demuestra, sin ninguna ambigüedad que la felicidad prolonga la vida y mejora el estado de salud física.

La felicidad reside en nuestro propio cerebro. Las personas más felices, con niveles más elevados de bienestar tienen un cerebro diferente de las demás.




Déjame que te cuente. Todas y cada una de nuestras acciones están motivadas por el deseo de ser felices. Lo primero y más importante es que cada uno de nosotros queremos ser felices. Aunque también queremos que otras personas lo sean. ¿Por qué? Porque ver felices a las personas que queremos, nos hace sentir felices. Por muy altruistas que podamos pensar que son nuestras acciones, todas ellas están motivadas por el deseo de felicidad. En definitiva, hacemos acciones altruistas solo porque hacer eso nos hace sentir felices. ¿Queremos que todo el mundo sea feliz? La psicología nos dice que tendemos a ser más “empáticos” con quienes están más cerca de nosotros, como familiares y amigos, con quienes se parecen a nosotros en algún aspecto y con quienes consideramos miembros de nuestra «tribu». Esta empatía innata está sesgada por nuestro cerebro, que mantiene sus prejuicios sobre quienes están dentro o fuera del grupo de pertenencia.


El cerebro es sin duda, el gran aliado para lograr la felicidad. Por eso, es fundamental entender como funciona. És un órgano social y emocional, y es el responsable de nuestra felicidad. Conocer qué rol juega nuestro cerebro en nuestra vida es importantísimo para poder conocernos, entendernos y ser más felices. Una mente ruidosa es una mente infeliz.


Todos queremos ser felices, aunque para cada uno de nosotros la felicidad signifique algo diferente. Si de verdad ser feliz, es una de tus prioridades, entrena tu cerebro. Recuerda que está diseñado para la supervivencia y que quizá experimentar emociones que le acerquen a la felicidad no es una de sus características principales. Ya sabes a estas alturas, que la fisiología de un cerebro adulto cambia, al igual que cambia el patrón de conexiones que lo forma. La clave está, en ejercitar el cerebro, al igual que ejercitamos el cuerpo mediante el ejercicio físico. Ser feliz es sin duda una DECISIÓN. De hecho, la vida, no es sino una sucesión de toma de decisiones. Somos lo que vivimos y pensamos. Y cambiar tu manera de vivir y de percibir el mundo es la clave para transformarte. Recuérdalo, es tu mundo interior (pensamientos y sentimientos) el que crea tu mundo exterior.Por este motivo, es esencial que tomes las riendas de tu vida e inicies un cambio de actitud desde tu manera de pensar. Te invito a dejar atrás pensamientos negativos, derrotistas o basados en hechos que no han sucedido y que probablemente nunca sucedan. Deja de pensar en lo que no deseas que ocurra y decídete a crear una realidad distinta.

Nuestro pensamiento y emociones pueden ayudarnos a construir una vida mejor, con más bienestar y felicidad.




El pensamiento es, sin duda, nuestra apuesta para crear un futuro mejor. Te mereces ser feliz. Comienza por llenar tu corazón de pensamientos apreciativos y conéctate con la abundancia. Cuida tu vida desde el pensamiento y tu vida cuidará de ti.


Gestionar las emociones (productos de nuestro cerebro) y hacernos responsables de lo que sentimos es hoy, más que nunca, una prioridad. Las emociones son reacciones psicofisiológicas que experimentamos cada día aunque no siempre seamos conscientes. Son de carácter universal, y generan cambios en la experiencia afectiva, en la activación fisiológica y en la conducta. Nos preparan para poder dar una respuesta adaptativa a esa situación. A lo largo

de nuestra evolución como especie, gracias a las emociones hemos podido responder rápidamente ante aquellos estímulos que amenazaban nuestro bienestar físico o psicológico, garantizando nuestra supervivencia. Además de esta función primordial adaptativa, las emociones cumplen una función social y otra motivacional. Hoy ya sabemos que el verdadero éxito en la vida no tiene que ver como el cociente intelectual, sino con la inteligencia emocional, entendida como la capacidad que tenemos de tomar conciencia, comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás. La gestión adecuada de nuestras emociones nos ayudará, en este momento, a tomar mejores decisiones, gestionar mejor nuestros conflictos, ser más creativos e innovadores, ponernos en el lugar del otro, mantener relaciones más enriquecedoras y en definitiva ser más felices.


En definitiva...¿cuál es la clave para conectar con la felicidad y tener una adecuada higiene mental?

Entrena tu cerebro, toma decisiones y conecta con tu auténtico y verdadero Ser




¿Y si hacemos de la química un aliado para alcanzar la felicidad en estos días?

Existen hormonas y neurotransmisores en nuestro cuerpo que son responsables de nuestras emociones. Permíteme que destaque cuatro. En primer lugar, la serotonina. Es la hormona del placer y del humor. Es un neurotransmisor que se encuentra en el sistema nervioso central y que tiene mucho que ver con tu estado de ánimo. ¿Podemos estimular la producción de serotonina? Claro...simplemente realizando actividades que nos produzcan placer. Lleva una alimentación adecuada, practica una actividad física preferiblemente al aire libre, practica técnicas de relajación, duerme plácidamente, lee, baila, escucha tu música preferida, haz cosas nuevas, y no olvides tener una actitud positiva pase lo que pase.


En segundo lugar, Las endorfinas. Son conocidas como las hormonas de la felicidad o la alegría. Nuestro cuerpo las produce de manera natural aunque su efecto tiene una corta duración. ¿Cómo podemos estimular la producción de

endorfinas? Realiza cualquier actividad que te produzca felicidad y alegría. Haz ejercicio. Regálate un masaje. Abraza. Relaciónate más con la naturaleza, aunque sea a través de documentales. Escucha música. Evita el apagón emocional. Practica técnicas de relajación. Evita la rutina y la monotonía. Vive las cosas ahora. En este instante. No te empeñas en cambiar el pasado. Ni siquiera el presente. Sobre todo, ríete y ríete mucho, a carcajadas. La risa libera tensiones y mejora la respiración. La risa relaja la amídgala. Apenas con una ligera sonrisa, liberarás endorfinas y mejorarás de manera significativa tu momento actual.

En tercer lugar, la dopamina u hormona de la motivación. Parece ser que este neurotransmisor no solo nos recompensa cuando hemos llevado a cabo una acción placentera, sino que actúa para que lo repitamos una y otra vez. La dopamina es descargada para lograr algo bueno y evitar algo malo. La falta de dopamina se refleja en síntomas como la baja motivación.

Por último, la oxitocina. Es la hormona de la confianza y de los vínculos emocionales. Tiene además, funciones de neurotransmisor. Se podría decir que, por lo general, sus funciones están vinculadas con las relaciones sociales y el placer que estas causan.





Algunos autores utilizan la metáfora del cerebro como un escenario: “los actores representan la información consciente, la audiencia representa la información de nuestro cerebro debajo de la consciencia, tales como recuerdos y hábitos. Y un personaje es el director, una metáfora que representa la parte de la consciencia que puede colocarse fuera de la experiencia. Este director observa el espectáculo que es nuestra vida, toma decisiones sobre cómo responderá nuestro cerebro y, a veces, puede alterar el libreto”

Sin duda, conocer mejor nuestro cerebro no sólo nos hará más felices sino también más productivos.

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